RESUMEN
Una vez más, desde “la soberbia y la hartura de pan”, la
sociedad occidental se aleja de Dios y pretende sustituir su Ley por una ética
humana que está haciendo desparecer la conciencia individual, sin referentes
objetivos para el Bien y el Mal, abriendo con ello una crisis moral que, como
en ocasiones anteriores de la historia humana, la conducirá, con toda
probabilidad, por un camino de violencia y autodestrucción.
La novedad en esta ocasión,
puede ser la existencia de poderosos recursos tecnológicos para el control psíquico
y represor de la población, junto a las técnicas de manipulación genética, que están apuntando la
posibilidad de fabricar humanos para ser utilizados con los fines deseados.
Es el camino hacia el
colapso emprendido por la ‹‹ Civilización del egoismo››, que sólo podrá
detenerse volviendo de nuevo los ojos a Dios con humildad, recuperando la moral cristiana como medio de
cohesión social desde la conciencia individual y promoviendo la ‹‹ Civilización
del Amor››.
(El presente artículo está organizado como un comentario al escrito
por el profesor D. Francisco García Novo, titulado “Una ética para la sociedad tecnológica”, publicado en el libro ‹‹Implicaciones Éticas en algunos debates
científicos›› y editado por el Instituto de España. Las citas están
extraídas de él.)
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1.
Percepción y enfoque de un problema ético en nuestra sociedad.
“Después de un largo proceso cultural,
apoyado en el progreso científico y tecnológico, el comportamiento de los
países desarrollados y de las minorías dominantes se articula en torno al
poder, la tecnología y el control, sin rechazar la violencia para perpetuarlos.
…Una humanidad sometida a sugerencias (seducciones) que la independizan de su religión y también la alejan de su origen cultural.
…
Tomando la sugerencia como punto de partida, el conocimiento es la clave que permite orientar el comportamiento social de las democracias occidentales en torno al bien común.
…
La sociedad tecnológica debería reformular su base ética incorporando la responsabilidad que supone el uso de la tecnología”
En mi
opinión, muchos pensadores, filósofos y moralistas de la sociedad occidental están
contagiados de una excesiva complacencia, amplificación y sobrevaloración de
las capacidades científicas y tecnológicas actuales, y este embelesamiento les
lleva a considerar como si, “tras un largo proceso cultural”, nos encontráramos
en una encrucijada ética única y singular, totalmente nueva y nunca vivida en
la historia humana. Es decir, un proceso
cultural lineal desde la ignorancia hasta el paradigma del conocimiento, “la
burbuja tecnológica”. Y así, se contempla el problema moral desde una
prepotencia involuntaria pero evidente, cuando se declara:
“Desaparecida la ética religiosa y no
reconocida la ética natural, queda la opción de una ética nacida del
conocimiento personal…
… y rechazadas como fuentes de Derecho las
consuetudinarias, la religión (o la divinidad)… la sociedad se debate en la
necesidad de organizarse por consenso democrático mediante disposiciones
pragmáticas de carácter transitorio.”
Esta
prepotencia, no exenta de ingenuidad, impide reconocer e identificar similares
crisis ético-morales en sociedades anteriores, sobrevenidas cuando en
situaciones de abundancia, los individuos se dedican al disfrute personal y
egoísta, olvidando actitudes de esfuerzo cooperador y renuncia compasiva. Un movimiento
hacia el egoísmo puro y duro que se describe eufemísticamente afirmando que “el individuo gana espacio para su expresión
frente a los postulados religiosos”. Este presuntuoso desenfoque en el
análisis de la evolución moral de una sociedad hace muy difícil, sino
imposible, extraer consecuencias de anteriores y similares desviaciones de la
moral individual y social.
“Parece que los ciudadanos de la burbuja
tecnológica, rotas las amarras con su origen cultural, hubieran perdido los referentes
éticos de su vida. ¿Qué ha quedado de las raíces éticas? ¿Qué fundamentación
puede soportar ahora una actitud ética?”
Pregunta
que puede reformularse de un modo menos edulcorado, más certero quizás:
Desaparecidas
las bases externas de la conciencia individual, ¿para qué necesita el individuo
de la “burbuja tecnológica” una ética que limite su comportamiento, que ponga
algún freno a sus deseos? ¿Por qué debe privarse de lo que le apetece? ¿Por qué
debe aceptar perjuicios propios que benefician a otros? ¿Por qué es necesaria
una ética individual para la supervivencia de la especie? ¿Por qué es necesaria
la supervivencia de la especie humana, si ello perjudica el disfrute o la
conveniencia individual ahora?
Winston Smith
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