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lunes, 12 de noviembre de 2012

UNA ÉTICA PARA LA SOCIEDAD TECNOLÓGICA: EL CRISTIANISMO. (VII)

Querido navegante. Aquí termino un ensayo en el que he presentado el Cristianismo como la mejor y más humana solución moral a las tensiones y conflictos que se plantean hoy en la sociedad tecnológica, entre el ser humano, cegado por su vanidad, y la fuerza de un determinismo técnico y materialista originado en su propio desarrollo científico, determinismo que puede llegar a despersonalizarlo privándole de su  libertad,  negándole su felicidad posible, convirtiéndolo en una especie de autómata, un androide desposeído de conciencia, desvinculado de sus próximos, desarraigado y sólo, sin referencias para el bien y el mal, lobotomizado y dependiente totalmente de un Poder que lo aliena y explota.

Os dejo, pues, con el último capítulo.



7.  Poder, Globalización y Democracia.
 

Bajo la cubierta de Organismos y Conferencias Internacionales, la Globalización ha implantado, de hecho, centros de formación del “pensamiento” y de elaboración de directrices y políticas a seguir por los gobiernos a nivel mundial, supuestamente basadas en la ciencia que ellos mismos establecen como “oficial” y su concepción del bien general.

Son organismos, incluida la ONU, cada vez más poderosos, que pueden inducir enormes flujos de capital hacia actividades y empresas que ni siquiera necesitan demostrar eficacia, rendimiento o utilidad, puesto que su funcionamiento e ingresos quedan asegurados por leyes y presupuestos públicos, gracias a las directrices emanadas de estos centros de decisión. Sin embargo, el control democrático de estos organismos es sumamente deficiente o simplemente inexistente, y por ello han de resultar muy vulnerables a las presiones de unos “poderes económicos fácticos”, siempre interesados en las ventajas económicas que podrán obtener con decisiones a su favor, que no dudarán en sobornar a políticos y científicos para conseguirlo. Un mínimo control democrático y mucho dinero en juego son la mejor combinación para que pueda instalarse una corrupción que reduce la libertad de los ciudadanos y los lanza al servilismo de intereses económicos ocultos.

Una cuestión de “extraña evolución” ha sido la declaración de pandemia de la gripe A por los expertos de la OMS. Increíblemente, a pesar de la alarma creada, todo ha quedado en un brote de incidencia mucho menor al de una gripe común. La psicosis y el miedo inducidos por la alerta sanitaria de la OMS ha afectado a muchas personas, sumidas en la desconfianza del contacto, amigos expulsados por miedo de viviendas compartidas y lugares de convivencia, viajeros tratados literalmente como apestados en los aeropuertos, indefensos y sometidos a cuarentenas forzosas en países extranjeros y de tránsito... todo por el bien general...

Y bajo este pánico inducido los gobiernos seguían dócilmente otra instrucción recibida, con prontitud para no quedar en entredicho ante la opinión pública... la adquisición de millones de vacunas contra la gripe A, con un gasto multimillonario financiado a cargo de los presupuestos públicos. Sería interesante saber el beneficio obtenido por los proveedores de las vacunas y los “donativos” que hayan podido realizar.

Finalmente, demostrada la falsedad de la alarma, y dado el carácter perecedero de las vacunas, los gobiernos se han desprendido de ellas donándolas o tirándolas una vez caducadas. Aquí acabó la historia de un inmenso negocio. Pero nada se investigará, no hay claramente un órgano competente para ello, ni un control parlamentario que exija transparencia total. Sólo el escándalo público puede hacerles daño, pero eso se previene con la discreción y el secretismo adecuados. Estos Organismos están por encima de las democracias, sus decisiones son siempre “bienintencionadas por principio” y amparadas por la “ciencia”, y si fallan quedan automáticamente justificadas por la eventualidad de estar “protegido” en caso de que no hubieran fallado y la alegría de que lo hayan hecho, pues así no hay riesgo alguno...

¿Y quién asegura el rigor ético necesario detrás del IPCC y todos los Organismos y Conferencias que, como Kyoto, han identificado calentamiento global y emisión antropogénica de CO2? ¿Qué control democrático avala sus decisiones? ¿Qué intereses económicos y políticos puede haber detrás? ¿Cuáles serán las consecuencias de los enormes flujos de dinero que se están generando y se van a generar en el futuro? ¿Quiénes van a beneficiarse y quiénes se perjudicarán?

En el reino de la mentira la democracia es sólo una ficción, porque la verdad nos hace libres y la mentira, esclavos.


Winston Smith-Setiembre 2010.
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Hasta el próximo artículo, si Dios quiere,

Winston Smith