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jueves, 19 de enero de 2012

Hombres y mujeres, mujeres y hombres: ¿Compañía o Soledad de los dos sexos?

Mi compañero Pedro dice que está sufriendo una crisis de ansiedad importante. Hace unos años su esposa le denunció por amenazas después de una discusión. No hubo ninguna violencia física. Para su sorpresa, y la de todos nosotros, la policía se presentó en el trabajo y lo detuvo. En el juicio le condenaron a un año de alejamiento de su esposa y sus dos hijos y unos meses de cárcel que no cumplió por no tener antecedentes.

Empezó una nueva relación con otra mujer, pero su esposa le llamaba para que volviera. Él no perdona lo que hizo y, pienso que además no se fía. Tienen que mantener un mínimo contacto por los hijos, aún adolescentes. Sus resultados escolares se han resentido y Pedro dice que la madre no actúa debidamente con ellos en este terreno. Dice, además, que ella les “malmete” respecto de él y quiere enemistarlos y que en las pocas conversaciones que mantienen, siempre por teléfono, ella no hace otra cosa que reprochar y reprochar...

No hace mucho me enteré de que una conocida, Elena, está cuidando a su sobrino, un niño de 8 años, Quique. Su hermano consiguió arrebatarle la custodia a su ex-mujer, pero su esposa actual no tiene ningún interés en hacerse cargo del hijo de su marido y como éste, además, viaja mucho, Elena ha tenido que acogerlo y asumir las obligaciones de padre y madre. Una de ellas, llevarlo cuando le toca, al “punto de encuentro”, que parece ser un lugar habilitado por la Administración para que los hijos de divorciados devenidos enemigos, se puedan reunir un rato con el padre con el que no conviven.

El padre de Quique tiene otras dos hijas, de un primer matrimonio con otra mujer anterior al contraído con la madre del niño. Lleva ya 3 esposas. Una de las hijas se ha quedado embarazada y el que la embarazó no quiere saber nada de la madre ni del hijo. El otro día el hermano de Elena y su hija tuvieron una fuerte discusión en casa de Elena. Él quería que su hija abortara porque “el hijo le iba a destrozar la vida”. La hija se negó en redondo y ha decidido tener a su bebé.

Leyendo encontré en un periódico una noticia que me impresionó:

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Los españoles son los europeos que más prostitución consumen

La Asociación para la Reinserción de Mujeres Prostituidas publica una guía sobre la trata con fines de explotación sexual. El 39% de los españoles ha contratado alguna vez a una prostituta.
efe, madrid | Actualizado 26.10.2011 - 16:32
El 39 por ciento de los españoles ha contratado alguna vez los servicios de meretrices, lo que sitúa a España como el país que encabeza la lista de los países de la UE consumidores de prostitución, por delante de estados como Suiza (19 por ciento) o Austria (15 por ciento). Son datos que recoge la guía elaborada por la Asociación para la Reinserción de Mujeres Prostituidas (APRAMP) sobre la trata con fines de explotación sexual y que ha sido presentada por la presidenta de esta formación, Rocío Nieto, y por la secretaría de Estado de Igualdad, Laura Seara. ________________


Es obvio que las relaciones entre hombre y mujer están cambiando, pero no parece que para mayor gozo y felicidad de ambos y sus familias. Antes bien, parece estar creciendo la desconfianza entre sexos, el miedo a la traición, al corazón roto... Tenemos mucha libertad para romper vínculos, pero pocas cosas nos ayudan a mantenerlos, a restañar heridas... Son las consecuencias de una libertad que se mide por lo que puede romper, no por lo que mantiene.

Me dice mi esposa que siempre ha habido matrimonios con problemas, aunque no se conocieran públicamente. Yo le digo que probablemente, pero la gran mayoría de ellos tenían también la voluntad de mantenerlos y superaban los problemas que siempre se presentan. La relación hoy día parte de planteamientos excesivamente egoístas para los que ceder, reconciliarse o perdonar suenan poco menos que a humillación inadmisible: “No tengo porqué aguantar a mi marido o a mi mujer”. En el fondo, no se asume un proyecto de vida en común, sino un estoy contigo mientras me conviene, una yuxtaposición de dos individualidades que se mantienen... Y claro, de este modo no puede haber una entrega real al otro, una apuesta total por el otro, antes bien hay que mantenerse a la defensiva, por lo que pueda pasar. Y así el amor se muere, no prende, no pasa del enamoramiento. Porque el amor verdadero y completo implica una decisión de amar. Esto es lo único que puedo prometer a mi esposa, porque depende de mi voluntad, porque es mi decisión: amarla toda la vida. No puedo prometer ser rico o no enfermar pero sí puedo prometer mi amor, mi compromiso y mi fidelidad. No depende de nadie más que de mí mismo, es mi decisión. Hoy, muchos jóvenes conocen el sexo, pero no el amor. Es curioso, en el estado de la igualdad de género se han extendido por todos lados las aspiraciones del machismo de siempre: gozar sin amar. Ahora son igual de machistas hombres y mujeres, pero, ¿quién ama?

Recientemente se han publicado las estadísticas oficiales del aborto provocado en 2010. Se ha producido la escalofriante cifra de 113.031 abortos, pequeños seres humanos salvajemente destrozados en la barriga de sus madres... Y otra vez la libertad que se mide por lo que destruye, no por lo que construye; por lo que mata, no por la vida que da. Hace tiempo, ayudar a una mujer embarazada era ayudarla a tener y mantener a su hijo; hoy el estado las ayuda poniendo cerca un lugar donde poder matarlo mientras está en su vientre. Y con eso se lava las manos.

La mayoría de las que abortaron, el 75%, fueron mujeres solteras, divorciadas y separadas: sexo sin amor de los dos ni compromiso, sexo machista. Y para que el hombre lo disfrute, la mujer mata el hijo de ambos. Y para que la mujer lo disfrute como un hombre, mata el hijo de ambos. El hombre no tiene que matar a nadie. No son iguales, es falso. El aborto supedita la mujer al hombre y la convierte en criminal, aunque sus crímenes sean legales. También lo fueron los del Holocausto.

Sólo el 58% de los abortos provocados se han practicado en mujeres nacidas en España. Casi la mitad de mujeres que han abortado eran extranjeras, destacando las centro y sudamericanas, cuyos abortos suponen la cuarta parte del total. Casi el mismo número de abortos en una población muy inferior: la de las mujeres inmigrantes que vienen a cuidar de nuestros ancianos más o menos incapacitados, a sustituirnos en sus cuidados en jornadas inacabables que se juntan una tras otra con un único descanso semanal, si acaso. Cifras que muestran la cruel vulnerabilidad, debilidad e indefensión del inmigrante... ¿o hay otro modo de explicar que sean 10, 20 o 30 veces más abortistas que las españolas?

Y, ¿a quién le importa por qué abortan? No al feminismo; no al estado de la igualdad de género. Para ambos el aborto es su victoria, su medida de libertad. Ayudar a evitar un aborto va en contra del derecho a decidir. Por eso nunca encuentro grupos feministas cuando vamos a rezar delante del abortorio, porque no quieren saber nada de las razones que llevan a las mujeres abortar. Pretender ayudar a eliminarlas atenta con su sentido de libertad. El aumento en el número de abortos les hace sentirse más libres. Por eso no protestan por lo que se esconde detrás de estas estadísticas, por los dramas que muchas mujeres están viviendo en nuestro país, no les interesa, son sólo carne que nutre su libertad.

Otra conscuencia del derecho a decidir de la mujer, otro cambio, enorme, que introduce en su relación con el hombre es la paulatina destrucción de la corresponsabilidad de los hijos, que pasan a ser asunto y decisión de la mujer, y, además, por voluntad propia... ¿Alguien puede creer sensatamente que esto va a hacer más felices a las mujeres? De nuevo el machismo ganador: gozar a la mujer sin consecuencias, sin responsabilidad.

Un mundo de hombres-hombres y hombres-mujeres, en el que la mujer reniega de su naturaleza, (“No se nace mujer, se llega a ello”- Simone de Beauvoir), es represor e infeliz para ambos sexos; un mundo de hombres y mujeres, adversarios enfrentados, no tiene futuro. Para hombres y mujeres gran parte de la felicidad que en esta vida pueden encontrar proviene de su relación recíproca, cuando se cimenta en un compañerismo corresponsable de ambos sexos frente a las tareas y trabajos de la vida. Aunque ello suponga admitir que los límites de mi libertad están en el otro, porque yo así lo quiero.

Hora es de pararse a pensar, a reflexionar en qué dirección avanzaremos en los cambios de la relación entre sexos, dónde queremos llegar, si al compañerismo colaborador o a la soledad de los sexos.
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“Él, -Jesús-, les contestó: ...Ya al principio el Creador los hizo varón y hembra, y dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser. De modo que ya no son dos, sino un solo ser; luego lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre...

... Ahora os digo yo que si uno repudia a su mujer...y se casa con otra, comete adulterio.” Mt19, 4-9.

Aunque la ley lo llame divorcio, los cristianos sabemos que es adulterio.

Aprovecho este primer artículo de 2012 para desear a todos los lectores un venturoso año de conversión, tanto a los creyentes como a los que no lo son.

Hasta el próximo artículo, si Dios quiere.


Winston Smith